En comparación con los envases rígidos de vidrio o metal, los envases flexibles requieren mucho menos material. Así se conservan los recursos naturales y se reduce el consumo de energía durante la producción. El uso de menos material también disminuye los residuos, lo que reduce el impacto medioambiental global.
Gracias a su diseño ligero y compacto, los envases flexibles ayudan a reducir significativamente el consumo de energía durante el transporte. Esto ahorra combustible y reduce las emisiones de CO₂, lo que repercute positivamente en el medio ambiente.
Los envases flexibles protegen eficazmente los alimentos de factores externos como el oxígeno, la humedad y los gérmenes, ayudando a prolongar su vida útil. ¿Cuál es el resultado? Menos alimentos estropeados y una reducción del desperdicio de recursos.
Muchas soluciones de envasado flexible son reciclables y los materiales correspondientes pueden reintroducirse en el ciclo de producción.
Los materiales de envasado flexibles ofrecen versatilidad, ya que sirven no sólo para alimentos, sino también en otros ámbitos como el cosmético y el farmacéutico, lo que los convierte en una opción eficiente en cuanto a recursos en todos los sectores.
Entre 2016 y 2018, los envases flexibles en el mercado de la UE ayudaron a ahorrar alrededor del 44% o 21 millones de toneladas de residuos. Los envases flexibles son clave para reducir los residuos y disminuir el impacto medioambiental.
Los envases flexibles utilizan menos material que los formatos rígidos, lo que reduce significativamente los residuos. Su menor tamaño y peso minimizan el consumo de recursos durante la producción y el transporte. Además, los fabricantes mejoran constantemente la reciclabilidad de los envases flexibles para reducir aún más los residuos de envases.
Sí, los envases flexibles suelen tener una huella medioambiental menor que las opciones rígidas, ya que requieren menos materias primas, su producción y transporte son más eficientes desde el punto de vista energético y producen menos emisiones de CO₂. Su diseño ligero favorece un menor consumo de recursos durante todo su ciclo de vida, desde la producción hasta la eliminación.
Los envases flexibles apoyan la economía circular incorporando cada vez más materiales reciclables. Las directrices de «Diseño para el reciclaje» fomentan el desarrollo de envases que puedan reintegrarse en el ciclo de producción tras su uso.
Gracias a su diseño ligero y al ahorro de espacio, los envases flexibles requieren menos energía para su producción y transporte, lo que reduce significativamente las emisiones de CO₂ en comparación con los envases rígidos de vidrio o metal. Los envases flexibles pueden enviarse en mayores cantidades, lo que reduce aún más las necesidades energéticas en logística.
Sí, los envases flexibles utilizan menos material que las alternativas rígidas y consiguen una gran eficacia de envasado, protegiendo el producto eficazmente sin exceso de material. Este uso eficiente de los recursos ayuda a minimizar el consumo de energía y materias primas.
Los envases flexibles impulsan la innovación en soluciones sostenibles. Los fabricantes invierten continuamente en el desarrollo de materiales reciclables y la mejora de las técnicas de producción para requerir menos energía y agua, apoyando un futuro más sostenible.
